Cada 25 de marzo celebramos la Anunciación: ¡Gracias, María, por responder con tu “Sí” a Dios!
Cada año, el 25 de marzo, la Iglesia celebra la Solemnidad de la Anunciación del Señor. Es decir, se recuerda de manera solemne que, un día como hoy, la historia de la humanidad cambió de curso radicalmente, en el momento en que una humilde doncella de Nazaret, María, dio un “Sí” valiente a Dios, que la invitaba a cooperar en su plan salvífico. Por su “sí” María concibe a Jesús y se convierte en madre del mismo Dios, en protectora del Aquel que nacería y moriría para redención del género humano.
¿Por qué celebrar?
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible”. María contestó: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y la dejó el ángel (Lc. 1, 35 – 38).