El presente Ideario refleja los principios y valores que se desean vivir y transmitir como Comunidad Educativa católica de la Diócesis de Posadas. Por ello, nos enmarcamos en el ideario diocesano y buscamos darle a nuestra tarea educativo-evangelizadora una impronta propia inspirada en nuestra Patrona, Nuestra Señora de la Candelaria, y en los primeros misioneros jesuitas que trajeron la fe a estas tierras, especialmente San Roque González de Santa Cruz, que fundó la reducción de Ntra. Sra. de la Candelaria, y gracias a los cuales luego se construye nuestra Parroquia, bajo la misma advocación mariana.
Ideario educativo de la Diócesis de Posadas
Bajo el lema “Para crecer en fortaleza, sabiduría y gracia”, nuestra Diócesis nos inspira a seguir el ejemplo de Jesús, que pudo ser Maestro de fe y vida, ya que Él mismo hizo el camino de crecimiento personal en las distintas dimensiones de su ser, no sólo en la infancia y adolescencia, sino en todas las etapas de su existencia. La vida íntima de la familia de Nazaret y sobre todo, la conducta de Jesús niño-adolescente, son un paradigma típico para el cumplimiento de la misión de la educación. Así luego Jesús enseña a sus discípulos y a todas las personas que a Él se acercaban, con palabras y sobre todo con acciones.
Adherimos a la identidad de las escuelas católicas, que son centros privilegiados de evangelización ofreciendo a la sociedad un servicio de formación integral de los alumnos con proyección hacia la comunidad.
Encontramos nuestro verdadero sentido y significado en Jesucristo y su mensaje, tal como lo presenta la Iglesia en su Magisterio. El Divino Maestro es nuestro modelo principal.
Buscamos evangelizar por medio de la educación, la promoción humana, la difusión de la cultura cristiana en un proceso de síntesis entre fe, vida y cultura.
Nuestra visión del mundo y del hombre está inspirada en el Evangelio de Jesús, considerando el mundo y la sociedad el ámbito donde los hombres dialogan entre sí, realizan su vocación y se hermanan en un proyecto común.
Por ello deseamos promover la construcción de una sociedad más justa, más solidaria y participativa de acuerdo con el plan de Dios.
La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios y redimida por Jesucristo, posee una dignidad intrínseca e inalienable, que la hace sujeto de profundos valores y es llamada por Dios a la santidad y a la bienaventuranza eterna. Como comunidad educativa católica anhelamos atender el bien de todos, creando condiciones que permitan el desarrollo integral de la persona con un destino trascendente, que reflexiona sobre el sentido de la vida y explicita su proyecto de vida. La misión de la educación católica es promover los valores universales y permanentes de la fe cristiana. Esto supone el desarrollo del espíritu crítico, del juicio moral objetivo y la propuesta de una escala de valores capaz de sostener el proyecto de vida personal, familiar, institucional y el enriquecimiento de la sociedad.
Ideario Institucional
Nuestros modelos: Ntra. Sra. de la Candelaria y S. Roque González de Santa Cruz junto a sus compañeros los Sacerdotes Jesuitas.
Como cristianos, Jesús es nuestro principal modelo, pero también tenemos a los santos, que, siguiéndolo, nos ayudan en nuestro camino de discipulado. Debido a esto, a ejemplo dentro. Sra. de la Candelaria, como comunidad educativa queremos transmitir a Jesús, luz del mundo a nuestros alumnos, sus familias y a la comunidad de nuestra Localidad en comunión con la Iglesia local. Deseamos que nuestro colegio sea luz para toda la sociedad, así como lo fue Candelaria, capital de las misiones jesuíticas, y así como María llevó en sus brazos a la Luz del mundo, ofreciendo con amor, respeto y humildad lo que hemos recibido por gracia de Dios.
Como María lo fue con Jesús, buscamos ser formadores de los niños y jóvenes educandos, conscientes de que esta gran tarea incluye la formación integral de los mismos: Así como Jesús, que “crecía en estatura, sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres” (LCD 2, 39), estamos llamados a propiciar una formación que tenga en cuenta todas las dimensiones de la persona humana (intelectual, psicológica, biológica, social y espiritual).
La Virgen de la Candelaria toma su nombre de la fiesta de la Candelaria o de la Luz, que tuvo su origen en el Oriente con el nombre del “Encuentro”, y después se extendió al Occidente en el siglo VI, llegando a celebrarse en Roma con un carácter penitencial. Aunque según otros investigadores, esta fiesta tuvo su origen en la antigua Roma, donde la procesión de las candelas formaba parte de la fiesta de las Lupercales.
Esta celebración se unió más tarde a la liturgia de la Presentación de Jesús en el Templo, asociada a cirios, antorchas y candelas encendidas en manos de los fieles. Su fiesta se celebra, según el calendario o santoral católico, el 2 de febrero en recuerdo al pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén (LCD 2, 22-39) y la purificación de la Virgen María después del parto, para cumplir la prescripción de la Ley del Antiguo Testamento (Leve 12, 1-8)[1]. En este texto evangélico la Virgen María y San José aparecen llevando al niño Jesús para consagrarlo al Señor en el Templo, donde les sale al encuentro Simeón, el cual reconoce en Jesús al Mesías y alaba a Dios por haberle permitido ver la salvación que ya estaba comenzando a realizar y define al Niño como “Luz que alumbrará a las naciones” (LCD 2, 32). Luego de que Simeón profetizara sobre el destino de Jesús, se encuentran con la profetiza Ana, anciana que también glorifica al Señor y da testimonio sobre Él a los que esperaban la liberación (Lc 2, 38). Providencialmente, este texto de Lucas termina con la cita que inspira el ideario educativo de la Diócesis: “Y el niño crecía en estatura, sabiduría y en gracia delante de Dios y de los hombres” (Lc 2, 39).
También nos inspiramos en la misión de los primeros jesuitas que evangelizaron nuestras tierras, especialmente en San Roque González de Santa Cruz, que de manera inculturada y respetuosa de la dignidad de las personas supieron dar incansable testimonio de la fe y entregar su vida para el bien de los guaraníes, habitantes originarios de nuestra tierra.
Deseamos aprender de ellos a hablar en el lenguaje de los niños y jóvenes de hoy para lograr en ellos una formación integral, no sólo humana, sino también espiritual, partiendo de María para llegar a Jesús.
Buscamos formar personas íntegras que se comprometan con la construcción de una sociedad más justa y fraterna, empezando por vivir los valores evangélicos en las relaciones consigo mismos, con los demás y con toda la Creación.
Queremos ser defensores de la vida, especialmente de la más amenazada, desde la concepción hasta la muerte natural, así como lo fue la S. Virgen María, que desde el inicio dijo sí a la Vida de Jesús, aún en una situación de gran vulnerabilidad, y también a ejemplo de los Santos Roque González de Santa Cruz y sus compañeros, que apostaron por un proyecto de vida para los pueblos originarios que estaban siendo esclavizados y masacrados por los conquistadores.
También queremos abrir nuestra institución para salir más allá de sus fronteras a servir a la comunidad, en especial a los más pobres y necesitados, hablando siempre el lenguaje del amor, sin hacer diferencia de religión, de clase ni de ningún tipo, ya que todos somos hermanos.
San Roque González de Santa Cruz, en su gran deseo de llevar el Evangelio a todo el mundo, es ordenado sacerdote a los 22 años e ingresa en la Compañía de Jesús en 1609. Con gran pasión misionera funda distintas reducciones, entre las que se encuentra la de Candelaria (1627), en las cuales se llevó a cabo una obra evangelizadora totalmente innovadora para la época, en la lengua nativa, respetando la cultura y autoridades de las comunidades mbya guaraníes, proveyendo resguardo contra los asaltos de los grupos europeos que atacaban las aldeas y realizando una promoción humana en todos los aspectos de la vida. Se dice que las reducciones son un modelo en cuanto a que concretizaron el ideal de vida comunitaria propuesto por Jesús en el Evangelio y vivido por las primeras comunidades de la Iglesia: donde todo era de todos y nadie pasaba necesidad. En una de sus cartas a su hermano Francisco se encuentra reflejada su visón sobre las reducciones: “Nosotros trabajamos por la justicia. Los indios necesitan estar libres de la esclavitud y de la dura servidumbre personal en que ahora se encuentra. En justicia ellos están exentos de esto por ley natural, divina y humana”. Además de su celo misionero se destaca en San Roque, su gran amor a la Virgen María, por medio de la cual “conquistaba corazones para Cristo. Se cuenta que muchas veces con sólo levantar el cuadro con la imagen de Nuestra Señora, [los aborígenes] admiraban la belleza de María y sin pronunciar palabra, se convertían”[2]. Luego de su martirio, su cuerpo fue quemado pero su corazón se mantuvo intacto, ese mismo corazón, luego de su muerte siguió siendo testimonio de ese gran amor de Dios, llamando al arrepentimiento a sus propios asesinos.
Perfil de la Comunidad Educativa
Partimos del presupuesto de que la Comunidad Educativa está formada por todos los actores que intervienen en la formación integral de los niños y jóvenes: primero, la familia, en especial los padres o tutores, que tienen el derecho y el deber intransferible de formar y educar a sus hijos. Ellos delegan en la escuela una parte de la educación de sus hijos, la cual debe estar fundamentada por los valores y enseñanzas que se transmiten en casa. Consideramos, por ello, indispensable la integración de la familia y la escuela para lograr la realización del Proyecto Educativo.
Principalmente, los mismos niños y adolescentes que son los protagonistas corresponsables al ser sujetos de su propio proceso educativo.
Todos los miembros de la Comunidad Educativa Institucional (directivos, docentes, secretarios, preceptores, porteros, personal de maestranza) somos protagonistas de la formación integral de los niños y jóvenes que tenemos la responsabilidad de educar, en conjunto con la familia.
Deseamos ser comunidad unida en la caridad fraterna que nos enseña Jesús, profundamente arraigada en el Evangelio y en comunión con la Iglesia Católica.
Nuestro amor a la Virgen María, bajo la advocación de la Candelaria, nos lleva al compromiso de ser medios para que brille la Luz de Jesucristo iluminando el camino de nuestros niños, jóvenes y sus familias. Conscientes de nuestra humildad, sabemos que sólo él es la Luz del mundo (Jn 8, 12) y que nosotros tenemos el privilegio de llevar ese tesoro en nuestras vasijas de barro. Por eso queremos permanecer unidos a Él por la oración y los sacramentos, de modo que se manifieste Su Gloria (2 Cor 4, 6-7).
Con profundo respeto por la libertad y la conciencia de nuestros educandos, sin imposición, les proponemos la fe católica y los valores que de ella brotan, destacando que los verdaderos valores humanos están contenidos y elevados en el Evangelio.
Nuestra comunidad educativa, consciente de ser parte de la Iglesia local, se pone a disposición de los ministerios pastorales con los que pueda colaborar, y busca también abrirse solidariamente al servicio de toda la comunidad humana.
Perfil del Representante Legal
Es el responsable del funcionamiento integral del Centro Educativo en representación de la Iglesia Diocesana. Representa, por instrumento público, a la entidad propietaria ante las autoridades del Estado.
Asume con plena responsabilidad el Ideario y los Objetivos del Instituto, atendiendo a las directivas y disposiciones de los organismos superiores pertinentes, tanto eclesiales como estatales.
Su tarea es un servicio eclesial de singular importancia: realiza su trabajo en actitud de verdadera comunión con la persona del Obispo, de la asociación que representa, de la Junta de Educación Católica. A tal fin, anima a la Comunidad Educativa al logro de los fines y objetivos de la Escuela Católica, brindando información, estímulo, reconocimiento, creando espacios de comunicación y diálogo.
Conoce y difunde los documentos de la Iglesia referidos a la Educación y la Doctrina Social de la Iglesia.
Perfil del Equipo Directivo
Es el responsable de la conducción técnica y pedagógica de la Institución Educativa.
Ejerce la autoridad como servicio, asume con plena responsabilidad el Ideario educativo, el Proyecto educativo y los Objetivos Institucionales.
Coordina los esfuerzos para lograr los fines de la Escuela Católica.
Promueve un clima de convivencia fraterna para garantizar el ejercicio de la libertad responsable y la adquisición de virtudes físicas, morales, sociales, intelectuales y espirituales.
Orienta a los integrantes de la Comunidad Educativa para trabajar en función de los objetivos compartidos por todos.
Asesora al personal en su tarea cotidiana.
Se preocupa por la formación integral de los alumnos.
Promueve la participación y el trabajo en Equipo de los integrantes de la Comunidad Educativa generando espacios de participación real.
Planifica, desarrolla y evalúa proyectos educativos.
Administra los bienes potenciales: estructurales, económicos y humanos en función del mejoramiento de la calidad educativa.
Perfil del Docente
El docente de nuestra Institución se caracterizará por:
- Identificarse plenamente con la misión y visión del Instituto
- Ser evangelizador y educador con sus acciones, actitudes y palabras
- Trabajar en equipo
- Formarse permanentemente
- Tener mirada crítica y reflexiva de sus propias prácticas y de la realidad
- Ser partícipe y guía en el proceso de enseñanza – aprendizaje
- Ser motivador, incentivador e inspirador de sus educandos
- Ser mediador en los conflictos
- Mostrarse tolerante, paciente y prudente ante la diversidad de personas y situaciones con las que le toca actuar en su labor diaria.
Perfil del Personal Administrativo, No docente y Auxiliar Docente
Como miembro de la Comunidad Educativa, conoce y asume con plena responsabilidad el Ideario Educativo y los Objetivos Institucionales, se identifica con él y se compromete comunitariamente en su realización.
Cultiva relaciones interpersonales positivas con todos los integrantes de la Comunidad Educativa.
Desempeña con corrección, orden y eficiencia sus actividades.
Colabora en el cuidado del ambiente físico y del mantenimiento de las condiciones de orden y limpieza imprescindibles para el desarrollo de la actividad educativa.
Se compromete con su formación permanente en las áreas específicas que le competen, en lo religioso-pastoral y en los temas que hacen a la corresponsabilidad educativa de toda la comunidad.
Perfil del Alumno
Como comunidad educativa nos proponemos formar niños y adolescentes que:
- Sean íntegros en sus valores, con la posibilidad de realizar su propio proyecto de vida y asumirlo para servir a la comunidad
- Conozcan a Jesús y tengan la posibilidad de abrazar su fe y vivir su Palabra
- Sean partícipes y respetuosos de las actividades y celebraciones religiosas, solidarias y de apertura a la comunidad.
- Posean espíritu abierto al conocimiento científico y deseo de aprender
- Apliquen los principios básicos de la ciencia, la tecnología y los elementos que ellas brindan para un mejor conocimiento de la realidad
- Estén dispuestos al trabajo en equipo
- Sean creativos en las distintas áreas de la cultura
- Tengan una mirada crítica ante la realidad, buscando siempre la verdad y el bien,
- En camino a lograr una verdadera autonomía para asumir responsabilidades y opciones
- Sean partícipes activos en la tarea de construir un mundo mejor, conscientes de sus deberes y derechos, respetuoso de las ideas u opiniones ajenas
- Fomenten el respeto a los derechos de los niños, unidos a los deberes que les corresponden
- Respetuosos de la diversidad y diferencia entre pares, relacionándose positivamente con todos, con solidaridad y comprensión.
- Vivencien y transmitan con palabras y actitudes los valores cristianos
- Capaces de entender y valorar el error como oportunidad de aprendizaje
- Con un positivo autoconocimiento que lo lleve a reconocer sus potencialidades y también sus límites, para tener una postura humilde y segura que lo ayude en el proceso de auto superación personal y comunitaria.
Perfil de la Familia
La integración de la familia y la escuela es condición fundamental para la realización del Proyecto educativo, especialmente en una escuela en clave pastoral, ya que es responsabilidad de toda la Comunidad Educativa.
La familia es la primera educadora de los hijos al ser la gestora de la vida y el fundamento de la sociedad. Es el ámbito natural de realización de la persona y la escuela básica de virtudes.
La Doctrina Social de la Iglesia sostiene que los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos.
Los padres o quienes son tutores legales de los alumnos valoran la escuela como colaboradora y no como sustituta de sus responsabilidades educativas. Ellos eligen la escuela católica porque se identifican con el Ideario y el Proyecto Educativo Institucional. Colaboran con la Institución Educativa en diversas actividades educativas, sociales, solidarias, religiosas, etc.